Quienes somos
El Caldeiro es
un imponente edificio enclavado en la avenida de los Toreros, a
pocos pasos de la Plaza de Toros de las Ventas, y es todavía más
antiguo que esta. Cuando el coso se inauguró, en 1931, el colegio
fundado por Manuel Caldeiro ya llevaba dos décadas atendiendo a los
niños huérfanos o con menos recursos de la zona.
Desde 1911 el deporte forma parte del ideario del colegio. Primero
fueron la gimnasia y el fútbol, pasando por el balonmano. Después,
el futsal y el baloncesto, cuyo boom llegó en los sesenta gracias a
Anselmo López, uno de los nombres míticos del básquet español.
El colegio Caldeiro forma parte de la historia del deporte
madrileño, y también de la ciudad. Comenzó a funcionar en 1911, en
los alrededores de la aún inexistente Plaza de Toros de las Ventas.
Fue pionero en la implantación del minibasket, bajo el impulso de
Anselmo López, y durante más de un siglo mantuvo una tradición de
las que han surgido jugadores como Iñaki de Miguel.
En la época de mayor esplendor todos no cabían. En 1985, el Caldeiro
se convirtió en colegio mixto y llegó un descenso en el número de
jugadores. “Ya no había 1.100 chicos para hacer deporte…”. Costó
acostumbrar a las chicas y el primer equipo femenino no llegó hasta
el año 2000.
El objetivo del Caldeiro es “educar en el deporte, que los chavales
se diviertan y haya un buen ambiente respetando siempre los valores
deportivos”. La vocación del club, por tanto, no es alcanzar grandes
metas deportivas ni sacar grandes jugadores. Pero estos últimos han
llegado. El más conocido es Iñaki de Miguel, que en edad junior se
marchó al Estudiantes.
Además del baloncesto y el fútbol sala, que reúnen a 350 de los
1.100 alumnos del colegio, el club participa en otras actividades,
como un cross que se celebra desde hace 70 años.
Tambien surgieron otras estrellas de los otros deportes del club
como “Juan Ramón Manzanaro, que lo ha sido todo con el Interviú
Boomerang de fútbol sala, o Aperador, que jugó en el Atlético de
Madrid de balonmano y fue internacional”.
La relación entre el club y el colegio es muy estrecha, tanto que
“procuramos integrar el ideario del centro en el club”. Ese ideario,
el de los sacerdotes amigonianos, se basa “en ayudar al más débil,
al que más lo necesita o menos posibilidades tiene”. Y para ello, el
deporte resulta ideal: “Mejora las posibles carencias afectivas o de
cualquier otro tipo que pueda tener el niño. El deporte ayuda a
muchas cosas, a sentirse importante en el grupo, a sentirse
querido…”
En el Caldeiro, el objetivo se resumen en pocas palabras: Valores,
fundamentos y personas. Formación a todos los niveles, académica,
deportiva y, por supuesto, también con valores. Esa filosofía se mantiene desde los tiempos de Anselmo
López, pasando por Julio Cobo, Carlos Abilleira, y otros muchos. |